Son artistas, músicos, intérpretes con destacada trayectoria que hoy se reúnen para hablar de los programas que conducen en las diferentes emisoras de Radio Nacional, donde vuelcan sus conocimientos, experiencias y anecdotario. De María José Demare, Ernesto Acher y Nito Mestre se trata. En diálogo distendido con LA NACION hablan con placer de esta singular labor que desempeñan frente al micrófono.

Mestre, Demare y Acher, ahora conductores
Mestre, Demare y Acher, ahora conductores. Foto: Santiago Cichero / AFV
María José Demare, hija del gran cineasta Lucas Demare y sobrina del compositor Lucio Demare, recuerda sus anteriores experiencias radiales en Mitre, en Mar del Plata y en Cultura, el año pasado. Se siente feliz con su ciclo en Folklórica Nacional (FM 98.7), los domingos, de 12 a 13. «Me da mucha alegría estar en esta radio, es un gran paso para mí -comenta-. Acá está Marcelo Simón, un profesional con gran conocimiento, y también lo son Pablo Kohan en Clásica Nacional y Bobby Flores en Nacional Rock. Hago el programa que quiero, como quiero. Y aquí mi recuerdo para mi madre, Norma Castillo. Ella fue actriz de radioteatro. Hizo tres películas con mi papá, después se casó y dejó la carrera. Algo de ella sé que he heredado.
-Tu programa se llama Ella y el tango. ¿A qué se debe ese nombre?María José Demare: -Es un tema que grabé para mi disco y lo usamos como cortina. En el programa realizo entrevistas. Para mí es importante darle lugar a la gente, sobre todo a la que está haciendo cosas nuevas y no tiene difusión. Tengo un pianista y eso me da la libertad de que los invitados puedan cantar. El otro día vino Mabi Díaz y terminó cantando conmigo. También Juan José Campanella. Exprimo el espacio semanal que tengo y llamo a la gente que necesita mostrar lo que hace. Ésa es mi función. Preparamos el programa y creemos que hay que hacerle el un mimo al invitado, recorrer su trayectoria y sorprenderlo. Nosotros simplemente preguntamos y escuchamos. Es un ejercicio hermoso para trabajar el ego.-Ernesto, tenés un ciclo en Clásica Nacional, pero no es tu primera experiencia en radio. ¿Cierto?

Ernesto Acher: -Exacto. Empecé haciendo radio en Del Plata, gracias a Pepe Eliaschev. Así es como empecé con Los rincones de Acher. Luego seguí en otras emisoras y llegué a Clásica Nacional (FM 96.7), donde el ciclo va los lunes de 18 a 20.

-¿Qué música pasás?

Acher: -Paso solamente música buena. Y así descubrimos que lo que suponemos que está alejado en realidad no está tan lejos. Hay muchos prejuicios. La separación en géneros me parece horrorosa, de una gran debilidad de memoria. No se puede dividir la música en clásica y popular. Ayer pasé Puccini, por ejemplo, Chico Buarque e Hilda Herrera, que es una representante del talento argentino. Después de 15 años de vivir afuera, en Chile, volver a sumergirme en este país fue difícil. Volví el año pasado.

-En un momento singular…

Acher: -Sí. Éste es un país loco e incorregible. Es caótico, desordenado. No nos gusta pagar las cuentas. La otra cara de la Argentina es la movida cultural. Quiero mucho a Chile, pero el lado B del orden y de la prolijidad es que no pasa nada. Transitan los canales habituales. Es todo rutinario, lo esperable. No hay Luis Alberto Spinetta; no hay Ástor ni Argerich, porque no hay ímpetu. En Chile hay talentos aislados, pero no convocan. Cuando Bachelet (presidenta chilena) le da el Premio Nacional de Música a Jorge González, da una mala señal. Con todo, elijo vivir acá.

-Y contando anécdotas, además.

Acher: -Sí, porque siento que bajamos al autor del pedestal. Siempre que paso a Brahms digo que asusta en las imágenes, pero que era sumamente divertido e irónico. Mordaz. Era un gran admirador de Strauss. Tanto era así que un día le pidieron un autógrafo y dibujó un pentagrama con las primeras notas de El Danubio azul. Y al pie puso: «Desafortunadamente, no por Johannes Brahms». Eran tipos comunes y corrientes dotados de un talento extraordinario.

Nito Mestre se suma a la charla. El ex Sui Generis, con casi cincuenta años de trayectoria musical, es uno de los músicos con ciclo propio en Nacional Rock. «Grabé el primer disco hace 45 años -comenta-. Pero canté toda la vida, en coros, grupos folklóricos. Hasta que conocí a los Beatles. Yo era jazzero. Empecé a oír hablar de ellos y, aunque al principio me resistí, cuando los escuché no lo pude creer. No solamente la música, sino también los textos. «Ellos son música» , como dice Ernesto.

-Nito, ¿ésta es tu primera experiencia en radio?

Nito Mestre: -No, empecé a hacer radio en San Isidro, hace 14 años, con mi dentista. Él tiene una banda de folk, toda una vida paralela. Hasta tiene mejores guitarras que yo. Cuando me enteré de que Bobby (Flores) iba a estar en la radio, le dije que creía que tenía que hacer un programa. Y en diciembre me llamó y me dijo que arrancáramos. Así empezamos con Distinto tiempo. El nombre remite a un tema mío (los viernes, de 22 a 24, por FM 93.7).

-¿Qué ofreces en el ciclo?

Mestre: -Pasamos música de todas las vertientes, llegando incluso al filo del folklore. Tenemos entrevistas. No solamente con músicos, sino también con gente de la música, de todos los rubros. A mí me gusta el folk-rock. También tengo una sección que se llama Abecedario del rock. Yo cuento historias, siempre. De hecho estoy escribiendo un libro con un ghostwriter. Es mi abogado, en realidad.

-¿Pensás entrevistarlo a Charly en algún momento?

Mestre: -Sí. Lo que pasa que es difícil, porque con él me crié. Lo tengo que agarrar por el lado que más lo conozco. En el Abecedario no toco temas míos. En la radio hablo de los demás. En todo caso voy a pasar algo que creo que puedan corregir. Para aconsejar. Y también hacemos paralelos entre la música de antes y la de ahora. Es lindo para entrelazar cosas e historias. Para que el pibe nuevo vea más cosas y no sólo se ponga a escuchar. Con Charly nos poníamos auriculares y desmenuzábamos la música: escuchábamos cada instrumento y lo razonábamos, sobre todo con los Beatles. Es una forma entretenida de escuchar música.

Acher: -Me recuerda a un tipo que estaba en Nueva York y le preguntó a un taxista: «¿Cómo llego al Carnegie Hall?». «Estudiando, querido», le contestó.

Fuente:  La Nación